Esas certezas en relación a cómo se comportan no me la va a dar la filosofía. Necesito volver al terreno. Hacer trabajo de campo o pedirle a alguien que lo haga por mí. ¿Cómo puede el filósofo sacar conclusiones acerca de la racionalidad del hombre sin mirar a los hombres? Y si los mira, ¿cómo lo hace sin hacer encuestas, entrevistas en profundidad o experimentos? Personalmente, me gustan las entrevistas en profundidad, un recurso robado de la antropología y muy común en la investigación de mercados. Las encuestas me aburren y me parecen que se dejan en el tintero muchos aspectos del comportamiento de una persona que puede ser importante destacar.
¿Y los experimentos?
Haciendo estas preguntas un canguro amigo me habló de la filosofía experimental, un intento por parte de la filosofía de “acentuar la relevancia de la observación controlada y sistemática a la hora de abordar cuestiones filosóficas de naturaleza conceptual” (p.628).
Leyendo el articulo de Fernando Aguiar Filosofía experimental y economía experimental: un enfoque híbrido, me pica el interés por saber qué cuernos tiene que ver la economía experimental con todo esto. Concretamente, aboga por utilizar los métodos de la economía experimental para hacer filosofía experimental. Es decir, olvidarse de las encuestas y dedicarse a hacer experimentos utilizando la metodología de los economistas y no la de los psicólogos. Suena bien. Se acerca bastante a la idea que tengo de acercamiento al conocimiento pero sigo teniendo mis dudas. ¿Realmente un experimento puede darme información acerca de la manera en que los consumidores comparten su información? Básicamente, este es el approach de Alessandro Acquisti y parece haberle dado resultados interesantes y poco intuitivos acerca de la manera en que compartimos nuestros datos personales. Pero insisto, estoy en el ámbito de la filosofía. Quiero entender la mente humana y no sé cómo hacerlo sin acudir a los datos empíricos. Que me explique algún filósofo cómo se puede entender el mundo en el que vivimos sin detenerse primero a analizar qué tenemos delante.
Joshua Knobe[1]de la Universidad de Yale, sugiere varias aplicaciones interesantes de la filosofía experimental como puede ser el libre albedrio, la teoría de la acción, etc. Es decir, analizar la forma en que se comporta el ser humano puede llevarnos a replantear nuestros conceptos filosóficos en torno a ética y la moral.
Todo esto está genial pero el tiempo pasa e imagino que la filosofía experimental se podrá aplicar a otros ámbitos ¿no? Estoy buscando estudios que se hayan hecho de filosofía experimental. No blableta sobre metodología sino filosofía aplicada. De alguna manera, los estudios de Alessandro Adcquisti son un ejemplo aunque no les llame filosofía experimental. Las decisiones que toman los agentes en relación a la privacidad parecen estar afectadas por numerosos factores, que lejos de ser racionales se hacen en un contexto de información incompleta, racionalidad militada y con actitudes psicológicas sistemáticas que se alejan, incluso, de sus propios intereses. En mayo de 2004, Acquisti llevó a cabo una encuesta a estudiantes de la Universidad de Carnegie Mellon sobre sus actitudes y su comportamiento en relación a la privacidad. Sorprendentemente, se encontró con grandes dicotomías entre la actitud de los que respondieron la encuesta y su comportamiento. Aquellos que decían preocuparse bastante por la privacidad no tenían inconveniente en ceder algunos datos personales para obtener una serie de descuentos. Es justamente este comportamiento, marcado por la racionalidad limitada, la información incompleta y determinados sesgos psicológicos lo que determina al final nuestro comportamiento. Los que contestaron esta encuesta— estudiantes de una universidad prestigiosa— apenas conocían la legislación en materia de privacidad, no tenían idea cómo incrementar la seguridad en sus transacciones en Internet ni conocía modos para poder navegar de forma anónima por Web[2]. El estudio ya tiene diez años pero algo me dice que las cosas no han cambiado demasiado. ¿Cómo estará la cosa en otros países del ámbito iberoamericano? ¿Podemos decir que hay un patrón de comportamiento inherente a estos tiempos pero que varía poco de país a país? ¿Conocen los consumidores cuales son los términos reales de las transacciones que se hacen con sus datos personales? Y en un plano más profundo ¿Importa este debate?
En filosofía, se suele hablar en términos universales acerca del hombre. Particularmente, encuentro complicado hacer aseveraciones totalizadoras acerca del género humano. En economía, como en otras ciencias sociales, hubo un tiempo en que se quería llegar a verdades universales acerca de la racionalidad y el comportamiento humano. Hoy sabemos que no somos todos iguales por eso no aspiro a conocer la naturaleza del ser humano en abstracto. Eso es lo mismo que quedarme sentado leyendo una revista.
Soy un canguro y como parte del conocimiento consiste en acotar cabe hacerse preguntas locales, sobre grupos pequeños de regiones pequeñas. ¿Por qué algunos países son reacios a tener una legislación potente en términos de protección de datos personales? ¿Hay alguna relación entre la concientización del consumidor y el avance en este tipo de legislación? ¿Son los países anglosajones más reacios a proteger los datos personales de sus ciudadanos? ¿Existe una relación inversamente proporcional entre avances en legislación de transparencia y gobierno abierto y la de protección nuestros datos personales? ¿Existe una demanda ciudadana en relación a la protección de los datos personales en el entorno iberoamericano y, concretamente en España o en Argentina? ¿Influye la edad? ¿Es importante que la haya para tomar la decisión de legislar? Estas preguntas que parecen alejadas de la filosofía requieren de un marco teórico a acerca del individuo. Una intuición moral que nos ayude a construir una imagen de él. ¿Pero de donde surge esa intuición? Evidentemente, el análisis empírico nos ayuda a salvar esa cuestión. Me encanta este approach al conocimiento. Aúna mis dos pulsiones: la más inquisitiva y pensante y la más pragmática y calculadora.
Antes de irme a la nevera a buscar mis maravillosas olivas les dejo un dilema:
Escenario 1. Un conocido buscador de Internet te pide permiso para almacenar tus datos personales con fines de marketing a cambio de que puedas navegar por sus páginas sin abonar nada. Esto quiere decir que usaran tus datos para personalizar tus búsquedas y las mismas vendrán filtradas por tu comportamiento anterior. Además, es posible que vendan datos a terceros que a su vez te harán llegar publicidad en forma a de banners y mensajes de texto a tu móvil.
¿Qué harías? ¿Darías el permiso?
Escenario 2. Un conocido buscador de Internet te ofrece pagar 4 euro cada seis meses a cambio de que puedas navegar por sus páginas de forma completamente anónima. Esto quiere decir que NO usaran tus datos para personalizar tus búsquedas, las mismas NO vendrán filtradas por tu comportamiento anterior, ni por tu ubicación. Además, la empresa tendrá prohibido ceder sus datos a terceros que no podrán hacerte llegar publicidad en forma de banners y mensajes de texto a tu móvil.
¿Qué harías? ¿Pagarías el euro?
¿Y si supieras que en el primer caso la empresa está ganando con tus datos, digamos 100 euros al año? ¿Tomarías las mismas decisiones en base a tu privacidad?
Caso 1 : no pagas nada. La empresa gana con tus datos 100 euros y tienes molestias asociadas a la cesión de tus datos.
Caso 2: pagas 8 euros al año. La empresa no gana nada con tus datos. Ni tienes molestias asociadas…
Boyando por el mundo cibernético me encuentro con esta fantástica y creativa herramienta, Privacy fix[3], que me ayuda evaluar mi nivel de privacidad en las redes sociales. Puede que sea un intento más de otra empresa por hacerse con mis datos personales pero conviene destacar la herramienta que tienen para medir el valor de tus datos personales en las diferencias redes sociales y buscadores. Es una aproximación basada en tu historial de consumo y en las veces que haces click en los banners pero lo principal es que nos hace reflexionar sobre la poca información que tenemos acerca de una de las transacciones más importantes y cotidianas que realiza el consumidor a lo largo del día. Estamos vendiendo nuestros datos personales y no sabemos si el precio es justo o no porque no lo estamos fijando nosotros. Nos dan el menú ya cerrado.
Actuamos con información asimétrica y me atrevería a decir que apenas nos importa. ¿O sí? Y aquí es cuando me atacan los mil demonios y me saltan todas las preguntas: ¿Deben los gobiernos protegernos de prácticas injustas y probablemente abusivas aunque la ciudadanía no lo demande mayoritariamente? (creo que algo similar pasa con la ecología y la protección del medio ambiente).
Me he liado más de la cuenta. Hoy no vengo con verdades sino más dilemas y preguntas. Me retiro con mi vermuth a rumiar estos temas al calor de mi chimenea y unas buenas olivas.
Disfruten del comienzo de año. Viene movidito.
[1] Fuente: http://pantheon.yale.edu/~jk762/ExperimentalPhilosophy.pdf
[2] Fuente: https://www.dtc.umn.edu/weis2004/acquisti.pdf
[3] https://privacyfix.com/start
Interesantes diatribas y coincido en la necesidad de obtener datos prácticos, posiblemente imperfectos a falta de ser universales, pero prácticos al fin y al cabo. Este tema está en mantillas, pero cada vez que hay una noticia tipo Wikileaks, Snowden, intervenciones de correos, etc, más y más gente se pregunta qué podrían hacer con su información. Y fíjate que si solo es para tema comercial, sería el menor de los males, pero ¿qué me dices de hacer perfiles para investigar la solvencia económica o el historial médico? ¿Y si vuelve un gobierno autoritario y accede a estos datos? ¿Qué habría hecho Hitler si hubiera tenido el Big Data?
Sí, evidentemente el tema de la privacidad tiene muchas aristas. Todas son interesantes pero como debo acotar, en principio me estoy enfocando en las implicancias económicas de compartir nuestros datos. En cualquier caso, sería terrible vivir en una dictadura gobernada por el big data. Aunque parece que en algunos países la batalla derechos civiles-privacidad vs seguridad la estén ganando estos últimos. Un saludo y gracias por leer y comentar.