Al final, he seguido los consejos de varios autores que recomendaban esta red social para darse a conocer.
Debo confesar mi perplejidad inicial. No me siento tan cómoda como en Facebook. Me parece que es como estar en medio de la Gran Vía intentando parar a los transeúntes para que te vean. Y, de repente, me acuerdo de aquellos pobres vendedores que sostienen unos grandes carteles que dicen VENDO ORO.
Ojo, no estoy criticando ni a Twitter ni a los usuarios de Twitter (me adelanto a posibles comentarios) solo relato MI experiencia en esta red social y, si quieren, mi torpeza como usuaria.
Facebook me parece más familiar, más cozy. Tiene un punto amigable que no tiene Twitter.
Por otro lado, pierdo tiempo intentando escribir algo interesante en 140 caracteres y realmente leer el Twitter me resulta… árido ¿Seré yo?
Esos mini mensajes con miles de caracteres extraños y esa cultura monosilábica me producen un profundo sopor.
Seguiré porque creo que hay que darle tiempo y porque me consta que hay escritores a los que les ha servido pero no logro entender del todo la dinámica.
Veo lo que hacen los otros. Saco ideas. Investigo.
Pero insisto. Twitter lo tomo como un trabajo pero me aburre profundamente. Facebook es como mi casa. Ya me conozco sus mañas. Sus goteras y sus pequeños espacios.
En Twitter soy una intrusa en un mundo que no es el mío.
En el último post, en el que hablábamos del dilema del marketing y los escritores, se dio un dialogo interesante (ver comentarios) entre varios lectores. Algunas de las cosas que se dijeron me dieron que pensar. En especial en lo referente a los verdaderos motivos para publicar o para escribir. Alguien comentaba que todo escritor desea sea ser famoso y que su libro se venda como “rosquillas”.
En mi caso debo decir que escribo porque me gusta y me da placer. Y aunque esto suene un poco antipático, cuando escribo no pienso en el lector. Solo pienso en contar una historia. Es a posteriori, durante el proceso de edición, publicación y promoción de la obra que uno piensa en el otro. Es así como lo siento. Y aún así, mi principal aspiración, no es ser una súper ventas, ni ser conocida.
Para mí las ventas son un medio hacia un fin, que es poder vivir de la escritura. Como con cualquier trabajo, solo aspiro a poder sobrevivir.
No me interesa la fama, ni siquiera que me compren!! (yo sería la pesadilla de cualquier profesional del marketing).
El problema es que vivimos en una sociedad capitalista y la única manera de sobrevivir es a través del dinero. Y ahí es cuando entra el marketing y todo esto.
Confieso que es entretenido y se aprende mucho pero no deja de ser un medio hacia un fin. Nada más. Como cualquier otro trabajo.
Y no me interesa toda esa blableta de la vocación o de lo importante que son los escritores para el mundo (¿será una estrategia de marketing de algunos escritores o editoriales?). Señores, los plomeros, los electricistas y los ingenieros son mucho más necesarios que los escritores.
Tampoco escribo para salvar al mundo ni para denunciar una injusticia ni para iluminar a nadie.
Y cada uno hace lo puede. O lo que sabe hacer. Incluso aunque haya que meterse en empresas riesgosas como esta.
Y con esto solo quiero decir que, paradójicamente, como escritora no tengo relato. Escribo sin relato. No hay razones lógicas. Ni justificaciones.
Solo intuición. Y silencio para escribir.
Un saludo. Me voy con mis olivas y mi mantita a seguir trabajando frente a la pantalla.
Pd: Gracias por los comentarios. Me hacen pensar. No paren de opinar. Ese es el objetivo del blog.
Buenos días;
Hace unas cuantas semanas que me di de alta en Twitter por el mismo motivo y ¡te entiendo estupendamente! Supongo que será cosa de cogerle el "tranquillo".
En fín, seguiremos intentandolo…
Ya le he dado al botoncito de "seguir", así que espero que nos leamos por allí.
Un abrazo,
LQMDLG
Hola, muchas gracias por tu comentario. Todos estamos en la misma. Procuraré seguir tu blog también. A ver si nos cuentas qué tal te va con CreateSpace. ¡Un saludo!