• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

Silvia Zuleta Romano

Sobre el oficio de escribir, el capitalismo y otras hierbas

  • Inicio
  • Blog
    • Todos los artículos
    • La guarida de ficción
    • El canguro filósofo
  • Sobre mí
  • Contacto
  • Mis libros
  • Mi trabajo
  • Show Search
Hide Search
Usted está aquí: Inicio / El canguro filósofo / Sobre por qué es conveniente cambiar de bar cada tanto y otras cuestiones en torno a la libertad y la esfera pública y privada.

Sobre por qué es conveniente cambiar de bar cada tanto y otras cuestiones en torno a la libertad y la esfera pública y privada.

Silvia Zuleta · 28 junio, 2017 · 2 comentarios

El otro día me senté a tomar un café. Debo decir que a veces cambio de cafetería. Algunos camareros son charlatanes y terminan preguntándome cuándo me voy de vacaciones. Son gente macanuda (maja). Los veo a menudo y, de alguna manera, tengo más trato con ellos que con algunos miembros de mi familia.

Sin embargo, cada tanto tengo el impulso de cambiar de bar. Alejarme unas cuadras. Y me veo en esas diatribas estúpidas del tipo: “es verano, si voy, me preguntará cuándo me iré de vacaciones”, “me hablará de sus hijos y tendré que hablarle de los míos”, “se fijará cuánta propina dejo y sacará conclusiones sobre mi renta, sobre mi trabajo” “me verá siempre solo, pensará que no trabajo o que no tengo pareja o que estoy de levante”.

Todo ese pensamiento obsesivo es el que me ha llevado a cambiar de bar y evitar tener sobre mi cabeza las especulaciones, ficticias o no, del camarero.

Lo que está claro es que por el mero hecho de traspasar la puerta de nuestras casas ya  estamos dando mucha información —al camarero, al portero, al barrendero que pasa todos los días por el mismo lugar—.

Me dirán que estoy perdiendo la razón pero a menudo me veo envuelto en conversaciones acerca de mi vida con gente a la que considero extraña. Es curioso. Tenemos una esfera íntima pero el contacto con el mundo exterior nos obliga a derribar algunos muros. Y es en ese derribe cuando debemos dar explicaciones. Y cuando, a menudo, tenemos que mentir. O tenemos que variar nuestro accionar.

En definitiva, empezamos lenta e inexorablemente a perder libertad.

Ya he comentado que el concepto de privacidadha ido mutando a lo largo del tiempo, conforme lo ha hecho al avance tecnológico. No descubro nada nuevo si digo que la noción de lo público y lo privado ha ido cambiando y muchos estudiosos se han dedicado a analizar este fenómeno[1].

Hace unos días saltaba a la luz el caso de Yanina Latorre y Diego Latorre. Unos audios y unas imágenes que muestran cómo el futbolista habría engañado a su mujer. Lamentablemente, nos hemos ido acostumbrando a que estas noticias sean la normalidad.

Para muchos el amor es una forma de cárcel. Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/65/Cadenas_du_pont_des_Arts.JPG

Señores, los cuernos han existido siempre.  La cuestión radica en que una vulneración de este tipo afecta siempre a más personas que a las directamente involucradas.

La violación de la intimidad se asemeja a que entren a tu casa. O incluso yo diría que es peor.  Se pone en la esfera pública aspectos que pertenecen a la esfera privada. En realidad, da un poco igual que lo que se diga sea verdad o mentira. Basta con que te atribuyan unos hechos para que se cree una corriente de opinión que poco le interesa la verdad.

La verdad no es lo importante en esta nueva era del big data.  Las creencias y la superstición son esenciales para establecer una opinión pública.

¿Qué más da que sea Diego Latorre el de las imágenes o los audios? Es irrelevante. La corriente de opinión es tan fuerte y el tsunami informativo tan bestial que ya se han instalado  una serie de nociones que será muy difícil de borrar.

Algunos llaman a este fenómeno —a mi juicio de forma un poco cursi— la posverdad[2]. Me suena a vocablo de moda pero resume un poco lo que está pasando en este momento con la privacidad. Incluso vamos un paso más allá. Nos violan la intimidad de todas las maneras. Las empresas. Los gobiernos.  Entre nosotros. Y por si fuera poco, si fracasa lo anterior, basta con simular situaciones íntimas para que estas pasen a la categoría de verdad. El daño es el mismo. O diría, incluso mayor. Estamos asistiendo al lado más oscuro de las nuevas tecnologías.

Ya he hablado largo y tendido sobre privacidad y sobre los delitos que se están cometiendo a raíz de esto (ya he comentado en otros artículos la dificultad de tener estadísticas sobre el tema: la gente  no denuncia, en muchas ocasiones no tiene la conciencia de estar violando un derecho y las empresas son reacias a confesar que han sido víctimas de algún tipo de violación a la privacidad. Este contexto no ayuda a dimensionar realmente el problema[3]).

Es preocupante pero es aún más inquietante saber que no podemos controlar ese flujo de información que anda dando vuelta por ahí. Es como un Frankenstein, un alien deforme y conformado por verdades a medias, mentiras en toda regla, creencias, malos entendidos. Y la creatura va creciendo patológicamente como un tumor. Se mueve con facilidad. Crece en forma aritmética. Anda de acá para allá dando vueltas por el espacio. Es invisible durante mucho tiempo y cuando menos te lo esperas, el Frankenstein —deforme, poderoso, amorfo como una medusa— te explota en el rostro.

E insisto: corneros y cornudos han existido siempre, pero lo novedoso es este nivel de exposición pública que puede llevar a situaciones de estrés tan severas que en algunos casos puede conducir al suicidio o la depresión de una persona. Nadie está exento de esto. Ni los famosos ni los anónimos.

De momento, lo dejamos acá. No quiero cansar al lector. Mañana la segunda parte en donde hablaremos sobre por qué estamos perdiendo la visión moral de las cosas gracias al entretenimiento barato que creamos y consumimos como prosumidores. En donde la pérdida de privacidad, es el principal ingrediente.

Disfruten de la vida. Es corta. Y tiene cosas maravillosas.

[1] Puedes ver un resumen en imágenes muy chulo en esta página. Se relata la evolución del concepto de privacidad a lo largo de los siglos. Muchas cosas han cambiado pero lo que está claro es que a menos privacidad, más control por parte de terceros. Por lo tanto, menos libertad, soporte principal de la democracia. No necesitamos ser filósofos para darnos cuenta de esto. https://medium.com/the-ferenstein-wire/the-birth-and-death-of-privacy-3-000-years-of-history-in-50-images-614c26059e

[2] El término, que fue elegido palabra del año por el diccionario Oxfort, (lo cual suena a chiste), tiene una connotación política pero he querido traerlo al ámbito de la privacidad porque creo que las nuevas tecnologías están cooperando en establecer un estado de opinión, verdadero o falso, no solo sobre los políticos sino sobre la gente común.

[3] En el informe Una aproximación a la estadística criminal sobre ciberdelitos. Primer muestreo de denuncias judiciales de la República Argentina. Elaborado por la Dirección Nacional de Política Criminal se contabilizan las denuncias hechas pero no hay datos de evolución en el tiempo ni sabemos cuáles de esas denuncias llegaron a buen puerto. En cualquier caso, es un buen comienzo para conocer más sobre este fenómeno.

Publicado en: El canguro filósofo, Privacidad Etiquetado como: Alan Westin, libertad, posverdad, privacidad, protección de datos, Yanina Latorre

¡Gracias por compartirlo!

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Sergio Vizcaino dice

    28 junio, 2017 a las 21:08

    Viendo la curricula de la Srta. en cuestión con que cometió infidelidad el Sr. Latorre, no puede dejar pasar el no haberse percatado del cartel de neón que a la muchacha le brilla en la frente que dice "Peligro!"
    En fin… el que quiere durazno, que se banque la pelusa….

    Responder
  2. El canguro filósofo dice

    29 junio, 2017 a las 11:58

    En realidad se trata de ser conscientes de que cuando compartimos información ya deja de ser nuestra. O, mejor dicho, perdemos control sobre la misma. No hay nada malo en hacerlo si uno es consciente de las consecuencias. Muchas gracias por leer y comentar.

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mis libros

Olvídate de bailarinas

Los absurdos

Cabeza de zanahoria y otras anécdotas

Los viajes sonámbulos

Copyright © 2023 Silvia Zuleta Romano · Diseñado con por David Olier
Aviso Legal • Política de privacidad • Política de cookies

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia de uso y personalización de ads.
Seguir navegando Política de cookies
Settings
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega por el sitio web. De estas cookies, las cookies que se clasifican como necesarias se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las funcionalidades básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede tener un efecto en su experiencia de navegación.
Necessary
Siempre habilitado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. These cookies ensure basic functionalities and security features of the website, anonymously.
CookieDuraciónDescripción
CookieLawInfoConsent1 yearRecords the default button state of the corresponding category & the status of CCPA. It works only in coordination with the primary cookie.
viewed_cookie_policy1 yearThe cookie is set by the GDPR Cookie Consent plugin to store whether or not the user has consented to the use of cookies. It does not store any personal data.
Advertisement
Advertisement cookies are used to provide visitors with relevant ads and marketing campaigns. These cookies track visitors across websites and collect information to provide customized ads.
CookieDuraciónDescripción
VISITOR_INFO1_LIVE5 months 27 daysA cookie set by YouTube to measure bandwidth that determines whether the user gets the new or old player interface.
YSCsessionYSC cookie is set by Youtube and is used to track the views of embedded videos on Youtube pages.
yt-remote-connected-devicesneverYouTube sets this cookie to store the video preferences of the user using embedded YouTube video.
yt-remote-device-idneverYouTube sets this cookie to store the video preferences of the user using embedded YouTube video.
Analytics
Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.
CookieDuraciónDescripción
CONSENT2 yearsYouTube sets this cookie via embedded youtube-videos and registers anonymous statistical data.
_ga2 yearsThe _ga cookie, installed by Google Analytics, calculates visitor, session and campaign data and also keeps track of site usage for the site's analytics report. The cookie stores information anonymously and assigns a randomly generated number to recognize unique visitors.
_gat_gtag_UA_92093538_21 minuteSet by Google to distinguish users.
_ga_5RXZ7SDZSD2 yearsThis cookie is installed by Google Analytics.
_gid1 dayInstalled by Google Analytics, _gid cookie stores information on how visitors use a website, while also creating an analytics report of the website's performance. Some of the data that are collected include the number of visitors, their source, and the pages they visit anonymously.
Powered by CookieYes Logo