Hoy quiero poner la luz sobre cómo se está moviendo el mundo cultural ante la pandemia del Covid-19 en todo esto y qué lugar están jugando los escritores. Como todo esto es dinámico y va cambiando, puede que lo que vuelque aquí se quede obsoleto o que cambie de opinión. Sin embargo, podemos ir esbozando algunas ideas.
Desde diversos gremios del sector cultural se están pidiendo reclamos de todo tipo para salvar a diferentes colectivos que se han visto perjudicados por el parón drástico en la actividad. El sector editorial reclama, los productores teatrales, los audiovisuales, los actores[1]. (ACTUALIZADO SEPTIEMBRE 2020. En estos momentos está habiendo una iniciativa llamda #Alerta Roja impulsada por el mundo del espectáculo y eventos)
Y me pasan varias cosas.
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Los escritores andan desaparecidos
Con esta crisis que está viviendo el sector, confirmo algunos prejuicios que tenía en relación a cómo se ve a los escritores y cómo actúan ellos. Todavía sigue habiendo muchísima gente que no los considera trabajadores de la cultura.
Pero además de reclamos al Estado, se están organizando muchas movidas virtuales más o menos exitosas para seguir trabajando desde casa (no las menciono aquí porque son numerosas y las puedes googlear tú mismo. En este terreno los escritores se están moviendo bastante en especial en Instagram) y también se están haciendo sondeos para conocer el alcance de la crisis en determinados sectores.
Destaca por ejemplo, la CERLALC que lanzó una encuesta para conocer como está afectando al sector editorial en el que releva, sobre todo a empresas y distribuidoras. Toda una larga cadena de valor en la que, parece, el autor, está ausente (ya he hablado en numerosas ocasiones sobre por qué considero que todavía mucha gente no considera a los escritores trabajadores culturales. En mi serie de varias entregas El escritor como promotor de las empresas tecnológicas ahondo en esta idea.)
Llevo varios días haciendo un relevamiento de iniciativas por parte de los diversos actores del sector y de los compromisos que han asumido los gobiernos y destaca la ausencia tanto desde el colectivo de los escritores como desde el gobierno de medidas concretas para paliar la situación (mi relevamiento continua por lo que si quieres aportar información sobre tu sector, es bienvenida porque la idea es, con esa información tener un panorama de lo que se está reclamando y cómo están respondiendo las distintas administraciones).
¿Qué pasa con los escritores que cuesta verlos involucrados en estas movidas? O mejor dicho, ¿por qué se mueven tan bien en redes el colectivo de la industria del espectáculo? ¿Tendrá que ver con su oficio?
A ver. No me sorprende. Los escritores nunca se mueven por nada colectivo[2]. Ellos se guisan su propio pollo. Y yo no estoy pidiendo medidas. Pero ¿no es curioso que los escritores no se alcen a reivindicar nada[3]? ¿No será que los escritores ya son un sector lo suficientemente precario como para que esta crisis los afecte?
¿Los escritores desconfían de otros escritores?
No tengo respuestas a estas preguntas pero fíjense (y lo vengo denunciando hace rato).
Los escritores no van a las ferias a negociar nada.
No se agrupan.
No reclaman.
Son como un fantasma que deambula entregando parte de su energía por una remuneración que nunca servirá para recuperar lo invertido en ello. Un escritor inteligente sabe que su materia prima nunca va a estar en su tribu. La tribu de los escritores no se agrupa como la de los espectáculos porque se miran uno a otros con desconfianza. Y porque, al mismo tiempo, la tribu propia tiene poco que aportar al proceso creativo.
La gente como uno aburre.
Lo esencial es invisible a los ojos
Y en este tiempo de pandemias en que solo los trabajadores esenciales están autorizados a salir a trabajar, cabe preguntarse porqué esos trabajos suelen ser los peor pagados.
Los invisibles del sistema son clave. Lo sostienen. Lo apuntalan.
Hace tiempo yo pensaba que esto de la cultura no servía para nada. Que lo importante eran los plomeros. Los ingenieros que hacen puentes. Los programadores. Los cocineros.
Pero, luego comprendí que el hombre necesita evadirse. Ya lo he dicho. Vivir otras vidas. A través de la palabra. O de la imagen.
El hombre necesita una historia.
La creación cura
Porque después de un día agotador, el ser humano está necesitando sumergirse en otro universo. En donde relaja sus sentidos. Se cura. Se recompone. Porque si no tenemos eso, también nos morimos. Y me pongo a pensar en que se han multiplicado las opciones de ocio y evasión para pasar mejor la cuarentena.
Y entonces pienso que la cultura y los escritores, capaz, también son esenciales. Sin embargo, me cuestan estas iniciativas gremiales. Las apoyo en el sentido de que quiero que les vaya bien como cualquier otro sector jodido en esta pandemia.
Yo no pido medidas económicas porque, ¿quién soy yo para decidir quién merece ser ayudado (me siento más cómoda intentando reinventarme que poniéndome a pedir cosas para mí o los míos). Prefiero que las ayudas vayan no a gremios concretos sino a autónomos, pensionados, desempleados. Y yo me pregunto, ya que estamos, ¿están algunos sectores pecando de corporativismo? Los editores pidiendo por los editores, los músicos por los músicos, ¿no es más honesto pedir, ya puestos, por los que consideres más golpeados? A mí me da apuro pedir cosas para mí, me da apuro decir al gobierno «mi actividad es esencial» prefiero que lo haga otro que, desde su objetividad, valore o no mi trabajo. Pero me pregunto si los pedidos corporativistas no encierran un conflicto de intereses. Son estas preguntas que me hago. La verdad no tengo muy claro este asunto y puede que cambie de opinión en el futuro. Tampoco estoy criticando ningún colectivo. Me parece bien que se agrupen porque sé que así se consiguen más cosas. Es solo una incomodidad personal que no pretende ser ejemplo de nada.
Puede que ese silencio de los escritores en los reclamos tenga que ver con que ya acostumbrados a trabajar por muy poco o en condiciones de incertidumbre. Y siempre andamos pidiendo más bien poco. No esperamos nada del Estado. Por lo menos, no como escritores (puede que como ciudadanos sí). Creo que solo buscamos que nuestras remuneraciones sean justas. Con pandemia o sin pandemia.
Quizás esa sea la clave del silencio de los escritores.
Y capaz, no debería ser así. Y los escritores debieran unirse y pelear por mejores remuneraciones.
Pero yo lo veo difícil.
Hay algo en el alma del escritor que es diferente dentro del sector cultural.
El mundo de la cultura a veces es snob
Yo, personalmente, estoy en contacto con otras personas del sector. Cantantes, actores, cineastas, bailarines, gente del teatro (aunque la gran mayoría de personas de mi entorno se dedican a otras cosas igual o mucho más interesantes). Y veo algo en común en esos colectivos que no tienen los escritores.
Hay gremio.
Hay comunidad.
Hay deseo de pertenecer a un sector.
Hay corporativismo.
Casi diría, que veo a menudo demasiado endogamia y escaso interés por el “afuera” (no quiero generalizar, pero sí, ¡¡lo voy a hacer!! No me linchen. Yo también estoy en este universo de la cultura pero los que me conocen saben que siempre critico a los propios. Empecé hace muchos años criticando a los economistas y yo lo soy. Luego le tocaron a los escritores. Y así estamos.)
Los “posos de vino” son fundamentales
Al mundo de la cultura, a veces, le cuesta hablar el lenguaje de la gente. Pierde interés ante lo banal. Lo chiquito. Esa cultura popular tan atrayente y que, muchas veces, es el germen de una buena historia.
Y en esa jungla cultural, el escritor es un bicho raro. Desconfiado. Y se fija en esa mugrecita que nadie ve. En el sedimento de la vida.
La basurilla. La calderilla. Esos restos que quedan a veces en el fondo de un buen vino.
Porque la materia prima de un escritor son esas sobras que nadie quiere ver. El escritor no necesita de sus amigos culturetas para crear, ni juntarse a hacer brainstorming con sus colegas.
El escritor se corta solo. Callejea.
Habla con extraños.
Viola las normas, si es necesario.
Y sabe que, en el fondo, lo interesante está afuera.
En la vida. Y que los escritores tenemos vidas muy poco interesantes y que, mejor nutrirse de los otros.
De los diferentes.
Porque los iguales aburren y eso un escritor lo sabe.
Asociacionismo: ¿sí o no?
Y yo me debato entre esas dos ideas. Sé que los gremios que más cosas consiguen son los que se unen pero, algo me lleva a pensar que esa soledad del escritor es necesaria, aun a costa de su propia prosperidad.
Un escritor no puede andar colegueando. Un escritor necesita mirar todo el rato. Escabullirse. No comprometerse con nadie. Solo con la vida.
Y contar historias.
Por eso vaticino una larga precariedad para los escritores.
En esta pandemia, no es noticia su crisis. Porque el escritor ya está al borde del abismo todo el año.
Y ese abismo es sumamente atrayente.
Y los despido con Marguerite Duras y unas líneas interesantes sobre la oscuridad del mundo de los escritores.
Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y un sinsentido. Escribir es también no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. (…) Es lo contrario al cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido. Es la noche.
duras, marguerite. escribir. tusquets (p.30)
¿Trabajas en el mundo de la cultura? ¿Te agrupas? ¿Te cortas solo? ¿Tienes algo para comentar, matizar o contar? ¡Te espero en los comentarios!
ACTUALIZADO: Este artículo fue publicado horas antes de las polémicas declaraciones del Ministerio de Cultura de España sobre la situación del sector cultural. En ellas, aclara que, de momento, no habrá medidas específicas para el sector. Esto ha despertado la ira de diferentes colectivos como la Unión de actores y actrices o la Federación de teatros alternativos. Por supuesto, los escritores siguen estando callados.
Para leer más
- About me
- An arrival in Japan
- Sobre los plásticos en Japón
- Nikko: reflexiones sobre la cultura del onsen
- Cómo debe ser una buena mesa de luz
[1] Puedes googlear varias iniciativas acercadas al gobierno por parte de cineastas, productores teatrales, etc. Por ejemplo, la Unión de actores en España o la Spain Film Commision ha elaborado informes y ha pedido medidas al Ministerio también. En breve, haré un análisis exhaustivo.
[2] Ya sé que me van a decir que hay diversas asociaciones pero no veo a los escritores en masa aglutinados. Destacan, por cierto, algunos colectivos concretos como la Unión Argentina de escritoras y escritores pero son muy poco los casos.
[3] Veo una excepción en la Asociación de Autoras y Autores de teatro de España que es el único colectivo de escritores que ha participado en la Mesa de Artes escénicas y música Covid-19 que aglutina a diversas asociaciones que se han encargado de elaborar un informe con medidas concretas para pedir al Gobierno y ayudar al sector. (Gracias Cuca Albert y Nilda Pineda por la información!!)
Me hace sentido lo que expresas, en mi caso siento que mis momentos de soledad fueron beneficiosos para la reflexión y luego para querer escribir, dibujar, transmitir. Aún así siento que llegado un momento dan ganas de formar comunidad, encuentro, vida…
Sí, es normal. La gente forma comunidad y normalmente los que lo hacen consiguen más cosas que los que andan solos. A mí me cuesta por temperamento pero cada tanto busco a la gente más que nada por curiosidad y observación. Se aprende mucho de la interacción con el otro, en especial, si esa gente es diferente a uno. Gracias por leer y comentar.