Siempre es una linda noticia que abran bibliotecas porque son espacios al margen del mercado que podemos transitar con libertad. Hoy hablo sobre la nueva biblioteca de Torrelodones: la Caja de la cultura.
Los que me conocen saben que llevo tiempo reseñando bibliotecas. Hace poco hablé de las magníficas bibliotecas del Centro Cultural Rumano y de Fundación Japón. Las sigo recomendando no solo por todos los beneficios que aporta una biblioteca sino porque en estos dos casos, son puertas de acceso a otras culturas. Hoy, sin embargo, toca hablar de la que acaba de abrir en la Colonia de Torrelodones: la Caja de la cultura.
Antes de dar más detalles debo decir que este artículo está basado en mi visita en el mes de marzo. No sé si hubo cambios en estas últimas semanas pero es bueno aclararlo.
La ubicación
La Caja de la cultura fue inaugurada a fines de marzo pasado después de una demora importante en su construcción que no estuvo exenta de polémica. Pero no es de eso de lo hablaremos hoy. Pueden googlear todos los escándalos que quieran. Quizás por la cercanía de las elecciones, o por lo que fuera, abrió finalmente sus puertas después de años de obras.
Aleluya.
Unos días después me acerqué con mi hija porque está bueno poder hacer planes aparte de ir a tomar cerveza con papas fritas o jugar al basket en la cancha de Pradogrande. Una de las cosas que más extraño de mi huida de la ciudad son las librerías.
A falta de estas, celebro las bibliotecas.
La ubicación de la Caja de la cultura es excelente: se encuentra en la Colonia de Torrelodones, muy cerca de bares, la magnífica Heladería Los Alpes, la Escuela de Idiomas y la Escuela de música. Además hay varias paradas de buses. Lo primero que hay que destacar es la accesibilidad: tiene rampa de acceso para personas de movilidad reducida.
La única pega en relación a esto es que no hay aparca bicicletas. Esto me parece un olvido importante teniendo en cuenta que se hizo una obra de envergadura que podría haber contemplado este extremo. Señores, tenemos unas hermosas veredas recién construidas que se hizo con el esfuerzo de muchos trabajadores y hosteleros que vieron su negocio afectado durante las obras. Ahora tenemos que sacar provecho de ese espacio ganado a los peatones. En efecto, la calle de la biblioteca es peatonal y hay un espacio de sobra para que se pueda instalar un aparca bicicletas seguro. De hecho, de facto, la gente deja motos y bicis en la acera. No cuesta nada ordenar el espacio público para que peatones y bicis puedan convivir.
Confío en que con el tiempo se subsane porque esa parte de la Colonia ya tiene suficiente tráfico a horas de la tarde como para no fomentar el acceso en bici.
El edificio
La biblioteca tiene tres plantas. Hablaré primero de la planta baja y primer piso. Lo más atractivo de este proyecto es el diseño arquitectónico. Hay que reconocer que invita a apoltronarse y pasar un rato. No pasa con el resto de bibliotecas de Torrelodones. Los espacios son diáfanos, los sillones comodísimos y variados para que cada uno elija si quiere estar leyendo el diario (tienen todos los periódicos del día) o estudiando en una silla. Hay varios formatos de mobiliario, desde mesas convencionales hasta otras que miran hacia la ventana para controlar el paso de los transeuntes (esto en un pueblo se valora). También es atractivo que haya bastante luz natural.
Me parece un buen espacio para trabajar. Hay enchufes y wifi y esto es importante porque escasean los lugares en Torrelodones donde uno pueda trabajar con un ordenador sin que huela a fritanga o haya que mendigar un lugar que tenga un enchufe al lado. Pero más valoro que los enchufes estén a una altura cómoda, sobre la mesa y no a ras del suelo evitando que uno, que es elegante, tenga que reptar como una culebra para poder cargar un móvil o una tablet. Por Dios, los enchufes en altura dan dignidad al trabajador y al estudiante. Si este espacio puede transformarse en un ámbito de trabajo y estudio, habrá aportado mucho al pueblo. Veo que la gente lo utiliza en ese sentido así que lo aplaudo.

Me gusta que haya escritorios que miran al centro y otros hacia la ventana. Las luces individuales y los enchufes son perfectos y cómodos. También hay suficiente luz natural.
También las estanterías son cómodas y funcionales, no solo las clásicas de cualquier biblioteca sino también aquellas hermosas que tienen ruedas y varios lados permitiendo que giren sobre sí mismas. Yo quiero tener una en mi casa para los libros que voy trabajando en el momento.
Todos estos aspectos los aprecio porque mi hija, que habitualmente sacaba libros y se iba, ahora quiere estudiar en la biblioteca. Le gusta ir e instalarse. Estudia, saca libros, cotillea por la ventana. El espacio invita a quedarse. Eso vale oro, en especial, cuando hablamos de niños y jóvenes.

Estas estanterías son una monada. Quiero una para mi casa. Giratorias, no muy altas. Son perfectas.
Por último, hay una planta sótano que es silenciosa. Este espacio no tiene ventanas y hay algunos viejos manuales de estudio. Está bien pensado para fomentar la concentración. Casi mejor que no haya ventanas porque las ventanas de un pueblo terminan siendo fuente de distracción. Todos queremos saber qué hace el vecino y en vez de estudiar terminamos saludando a la gente. Hay dos baños también en esta planta. Otra de las salas en la misma planta parece destinada a los clubs de lectura. Tiene una mesa medio oval y más luz natural.
Los niños
Quiero dedicar unas palabras a los más pequeños porque, como madre, siempre he valorado los espacios amplios y cómodos para ir con bebés y chicos. Todavía extraño mi vieja biblioteca del barrio de Tetuán, una de las mejores para ir con niños por sus amplios espacios. En el caso de la Caja de la cultura, hablamos de un apéndice en la planta baja con entrada y salida independiente.
Aquí creo que se quedaron cortos.
En realidad, la bibliotea tiene tres plantas pensadas más para adultos y adolescentes que para bebés y niños. En este sentido, fue una pena perder aquel espacio de ludoteca que había en la Casa de cultura. A día de hoy, no hay nada equivalente. En la Caja de cultura, han dedicado un espacio demasiado pequeño a bebés y niños chicos. Casi es un pasillo más que una biblioteca infantil. Ese pequeño espacio pensado para que los niños deambulen no funciona si hay más de dos familias.
Sé que los metros cuadrados son escasos pero quizás no es mala idea reflotar la ludoteca de la Casa de la cultura. Es de destacar, sin embargo, los baños. Esto lo digo porque sabemos lo importante que son, en especial, cuando tenemos bebés. Aquí pongo un diez porque se nota que han pensado en la comodidad de las familias. Baños adaptados, bachas grandes, canillas con agua y papel higiénico también es parte de una buena biblioteca.
Un detalle curioso. Hay en el espacio infantil una lavabo con grifo. Esto vale oro porque uno nunca sabe cuando va a tener que lidiar con una vomitona o una cagadera infantil. En general, que haya una fuente agua cercana es un alivio para muchos padres. De todas formas, como ya no tengo bebés, quizás se me escapen detalles importantes. Invito a los lectores a que agreguen lo necesario en los comentarios.

Espacio infantil un poco apretado. Los bebés y niños pequeños necesitan poder deambular, gritar y babear. Se dificulta si hay varias familias.

Un detalle curioso: grifo y bacha en la zona infantil.
El fondo
Acá tengo que ser honesta. Los libros vienen de la antigua Casa de la cultura. Desconozco si van a comprar más (imagino que sí) pero a día de hoy el fondo es flojo. Las estanterías tienen muchos huecos y espacios sin llenar. Por un lado, es linda esa visión diáfana: transmite mucha más paz que un lugar atiborrado de libros.
En este sentido, me parece más un espacio de estudio, que de consulta y préstamo de libros. No me parece mal. Pero quizás tendríamos que analizar si el público objetivo de este espacio son jóvenes y adultos que van a trabajar o estudiar o lectores que van a buscar libros. A priori, me parece que hay más usuarios de los primeros que de los segundos. Por eso pienso que si ese es el aspecto que se debe priorizar dada la semanda, quizás no es tan importante el fondo sino la confección de un espacio al margen del mercado que invite a quedarse muchas horas. A esto podemos llamarle biblioteca o como queramos.

Sección de comics de la biblioteca. Un fondo pequeño que esperemos que crezca con el tiempo.
Aspectos prácticos
Veo que el horario es amplio porque es época de exámenes. Y aquí me revuelvo. No es solo esta biblioteca. Es un concepto equivocado asociar la biblioteca con los exámenes y el estudio. Tiene que incorporarse a la vida cotidiana y al ocio del pueblo estos horarios ampliados. Creo que ahí tiene que estar el fuerte de la biblioteca cuando énfasis NO está puesto en el fondo bibliográfico. Hubo días que la vi cerrada, no sé si por falta de personal o qué. Me dicen que cierra los sábados a la tarde, los domingos, festivos y en verano, un mes. No debería ser así si queremos que la biblioteca trascienda el mero receptáculo de estudiantes en busca del aprobado en la universidad.
Ya que el fondo no es fuerte, tiene que ser un espacio no solo de estudio, sino también de ocio para los jóvenes y adultos. Para ello, es importante que abra también en festivos y domingos. Tenemos que terminar con la idea de que los domingos solo abren los bares. Queremos que la gente lea pero no se lo ponemos fácil. A falta de librerías, es bueno que se potencien estos espacios, no solo los días de diario.
Yo quiero poder ir un domingo al bar o a la biblioteca y que ese espacio sea tan atractivo como tomarme un vermuth en la plaza del pueblo o ir a la piscina. Para ello, lo tienen que poner sencillo para el ciudadano. Bicicletas, platos para que el perro tome agua, actividades infantiles, presentaciones de libros, lo que sea. Pero todo esto debería suceder, no solo en horario laboral sino justamente fuera de ese horario para que la biblioteca se asocie también al placer. Incluso se puede explorar como en otros Municipios, La Noche de la biblioteca una vez al mes con actividades o simplemente como espacio nocturno. Hay gente que estudia de madrugada. ¿No les parece un ambiente estimulante y exótico la biblioteca de madrugada llena de estudiantes silenciosos y lectores nocturnos? Señores, esto no lo inventé yo: ya existe en otras partes del mundo. La política cultural debería ser una prioridad como lo es la hostelera.
Otro asunto y vuelvo a los niños. Viene el verano y necesitamos espacios en los que podamos estar con o sin niños pero con aire acondicionado. Espacios en donde no se tenga que consumir y se pueda leer, escribir o trabajar. ¿De verdad va a cerrar la biblioteca en uno de los meses más calurosos del año? Nadie piensa en las familias que no tienen la suerte de irse a la playa y que se les reducen las ofertas de ocio en Torrelodones? ¿Tenemos que vernos condenados al bar, a la piscina o al centro comercial?
Entiendo que la biblioteca lleva pocos meses abierta y hay cosas que ajustar. Esperemos que se transforme en un lugar de encuentro y ocio como lo es tomarse una cerveza en el pueblo. Depende del Ayuntamiento y de la gente que así sea.
Una reflexión final
Todo este asunto me hizo reflexionar sobre la palabra biblioteca y su significado. La palabra tiene varias acepciones que van desde el edificio que alberga los libros, hasta el mueble fijo que los contiene. Quizás el término biblioteca sea un camino, una idea a seguir más que algo concreto. Un imagen de cómo concebimos aquello que no vemos pero anhelamos. En el cuento La biblioteca de Babel de Borges, la biblioteca es el Universo. Aquello infinito e initeligible que está metódicamente desordenado.
En este sentido, puede que esta biblioteca lleve el nombre de algo inexistente. O simplemente, algo que no vemos. Puede que ni siquiera sea necesario que haya tantos libros ya que la biblioteca infinita es tan extensa que no es accesible al ser humano.
Quizás haya, como dice Borges, «un libro que sea la cifra y el compedio perfecto de todos los demás: algun bibliotecario lo ha recorrido y es análogo a un dios.»
No lo sabemos. Yo prefiero pensar que ese bibliotecario-dios no existe o que solo es un señor majo que adora su trabajo.
¿Has ido a la Caja de la cultura? ¿Qué te ha parecido? ¡Te espero en los comentarios!
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