Segunda parte sobre Babar, el elefante. En esta ocasión analizamos sus pasajes más polémicos y nos reímos del paso del tiempo. Si te perdiste la primera, léela aquí.
Tabla de contenidos
Momentos polémicos en la historia de Babar, el elefante
Volviendo a esa interpretación malintencionada que algunos podrían hacer, destacamos varios momentos de la historia de Babar que, a los ojos de hoy, podrían resultar chocantes cuando los lee un adulto.
- La muerte de la madre en la infancia de Babar.
- La búsqueda de la felicidad en la anciana señora que no duda en darle una billetera para que se compre lo que quiera (¿apología del capitalismo?).
- Babar se viste de traje, empieza a caminar en dos patas y anda en un descapotable (apología del capitalismo).
- Babar vuelve a la selva y es elegido rey. Se ensalza la monarquía aunque hay que reconocer que Babar es un rey con iniciativa y emprendedor. Casi diríamos, un poco keynesiano.
- Babar construye Ciudad Celeste y se carga parte de la selva (indiferencia hacia la ecología).
- Babar le elige esposa a Zefir, el monito que vive con ellos (este punto lo veo muy polémico)
- Zefir no vive con los monos sino con los elefantes, solo en los veranos vuelve a ver su madre y a su familia (¿Qué explicación lógica hay para que el pobre mono no esté con su familia?).
- Babar fuma, al igual que Cornelius, el viejo anciano elefante, que provoca el incendio de su casa por una colilla mal apagada en su cenicero.
- Su mujer está a punto de parir y Babar está demasiado nervioso, ella le recomienda que se dé un paseo en bicicleta. Justo en ese momento, nacen sus hijos (padre ausente).
- Tienen niñera con uniforme. La anciana señora y la madre Celeste, dan los biberones. En ningún momento se lo ve a Babar dándoles de comer (patriarcado, machismo).
- Celeste no tiene suficiente leche y el doctor les recomienda que empiecen a tomar biberón (horror para los defensores de la lactancia materna).
- Los caníbales peleando contra Babar (racismo subyacente, colonialismo).
- La guerra entre rinocerontes y elefantes que ganan estos últimos (un Babar que hoy sería considerado belicista).
Babar fuma pipa, Cornelius, el más anciano de todos los elefantes provoca un incendio por una colilla mal apagada. (Fuente de la imagen: Babar, todas las historias. Blackie Books)
La literatura no nos tiene que dar la razón
El texto está plagado de escenas polémicas y, hasta diría, bizarras pero creo que no le quitan encanto a la obra. Yo diría que esos aspectos, que se le escapan completamente al niño, le otorgan otra mirada al adulto que redescubre Babar desde otro enfoque.
Es este punto de vista, pasado por el tamiz de los años, el que hace de Babar una obra completamente nueva. En su estilo rancio y caduco yo diría que resulta hasta tierno y memorable para los adultos de mi generación (años ochenta).
Reivindico este tipo de obras con el espíritu crítico de esta época. Creo que tienen mucho que aportar a la reflexión y a esa mirada que podemos hacer de nuestra propia infancia y de la sociedad en la que vivíamos en ese entonces.
En cuanto a mi hija, curiosamente se enamoró de toda la obra en su conjunto. En parte, por las ilustraciones, por el detalle que encierra cada dibujo y por la letra cursiva que anima a los pequeños lectores a no parar de leer.
La literatura siempre es exploración
Concluyendo, con sus luces y sus sombras Babar seguirá estando en los corazones de los adultos y los niños que se dejen atrapar por este cuento. Por suerte, los chicos buscan cosas más simples y no están ideologizados como nosotros. Nos enseñan a ver las cosas por su belleza estética. Por favor, no sobreprotejamos a nuestros hijos. El mejor regalo que le podemos hacer es que tengan pleno acceso a la biblioteca que tengan a mano. O en casa o fuera. Que sean ellos los que decidan lo que quieran leer. Los puedes guiar hasta cierto punto. La literatura es un camino de exploración.
Vuelve el calor. Cuesta mucho más escribir. Hay quien dice que hace falta ser improductivo por un rato para volver a la creación. O a lo mejor es un consuelo barato.
¿Has leído Babar de niño? ¿Lo has vuelto a leer de adulto? ¿Qué sentimientos te despiertan? ¡Cuéntanos!
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