Hoy hablamos de los escritores y de una de sus mayores preocupaciones no literarias: ¿cómo llegar a fin de mes? Los escritores y el dinero son una dupla complicada pero tienen que convivir. Porque cuando no estamos angustiados con la trama de una novela o el ritmo de un cuento estamos pensando en cosas más mundanas: ¿cómo pagar las cuentas? Hoy analizamos dos casos bien diferentes: el de Stefan Zweig y Stephen King, dos excelentes escritores con vidas difíciles pero con mucho en común. Disfruten.
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Cómo se ganan la vida los escritores: algunas reflexiones
Los que me conocen saben que me gusta mirar al pasado en busca de respuestas. A falta de certezas, la historia está allí incólume, dispuesta a que la destripemos. Hace poco he leído dos memorias de escritores que me han abierto mucho la cabeza en relación al dinero.
Dos personajes muy disímiles.
Uno de ellos es Stefan Sweig y el otro Stephen King. Por alguna razón, ambos me gustan. No solo por su prosa sino porque su experiencia como trabajadores de la cultura dispara toda una serie de reflexiones en torno a este particular mercado de trabajo.
Veamos.
Stefan Zweig, austríaco, se cría en un ambiente cultural óptimo. En el que los actores son venerados y en donde el mundo de la cultura genera tal fascinación como lo puede generar ahora el mundo del espectáculo. Stefan se cría en una familia burguesa de clase media alta y logra vivir de la escritura desde el principio. A la temprana edad de 19 años le publican su primer libro y pronto empieza a escribir para diversas revistas literarias de prestigio[1].
Por otra parte, Stephen king tarda en triunfar en su oficio: malvive como profesor y le cuesta llegar a fin de mes. Se casa joven, tiene hijos a los que mantener y hasta que no pega el pelotazo con Carrie lo pasa realmente mal. Stefan es un bon vivant, no tiene hijos y pasa por varias parejas. Stephen sigue fiel a su mujer a la que venera.
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Stefan Zweig y Stephen King. Dos grandes escritores. |
Pero ambos tienen algo en común: nacen en un contexto que compensa, valora y retribuye a sus trabajadores culturales.
Stephen King empieza vendiendo sus cuentos a revistas, lo mismo Stefan Zweig que no se cuestiona el hecho de trabajar gratis. Si algo tienen en común estos dos personajes es el haber nacido en sociedades en las que el mercado literario estaba lo suficientemente desarrollado como para darse el lujo de remunerar a sus autores.
Con todo lo que podemos decir de la sociedad americana y la sociedad austríaca de antaño y, a pesar de los desvelos políticos, había una clase media de escritores que con trabajo duro podía aspirar a vivir de su arte.
Esto no parece suceder en otro tipo de sociedades. Ya he hablado en otros posts que autores de la talla de Borges u Cortázar debían nacer en una familia rica o tener amigos mecenas que les apoyaran en sus carreras (hemos hablado de Victoria Ocampo a propósito del rol de revistas literarias como Sur).
Muchos de los grandes avances de la sociedad se han hecho en contextos no remunerados
De alguna manera, de lo que estamos hablando es de la necesidad de profesiones no rentables pero de interés para la sociedad (¿se acuerdan cuando hablamos de Alexander Humboldt[2] y de todo lo que significó para el estudio de la botánica y la ciencia?). Muchos de los grandes avances de la sociedad son poco rentables si los analizamos desde el punto de vista del costo beneficio individual.
Sin embargo, hay personas dispuestas a darlo todo por algo. En el arte, en la ciencia, en la ayuda social. Y no podemos explicar ese avance de las sociedades sin aquellos descubrimientos, sin aquellas obras maestras, sin ese impulso que no sé de dónde nace, a hacer algo sin un relato económico claro detrás.
No me explayaré sobre este asunto de los trabajos invisibles y de qué pasaría con el capitalismo si no existieran pero sin ir más lejos la maternidad es uno de los principales terrenos no remunerados que son el sostén del capitalismo (sin niños no hay futuros trabajadores).
Pero volvamos al terreno.
Vivir sin un sueldo fijo
Estamos en el siglo XXI. Estamos en España. O en Argentina. O en cualquier país en vías de desarrollo en donde la vida profesional ya es de por sí muy dura.
Imagínense cómo se las tiene que rebuscar un cuentapropista que no tiene un sueldo.
E imagínense que ese cuentapropista además es un creador.
En este caso, hablamos de escritores. Y como este asunto me afecta y lo conozco de cerca, siempre estoy explorando e investigando nuevas vías. Me gusta recabar testimonios. Escuchar experiencias.
Y sacar mis propias conclusiones.
Hace relativamente poco hablé por encima qué es lo que opinaba del crowdfunding para escritores a propósito de mi visita a Liber el año pasado.
Hoy quiero ir más allá y conocer más de cerca una herramienta de la misma familia pero distinta. Hablo de Patreon.
Patreon y los escritores
¿Qué tiene de interesante Patreon? Cumple con el eterno sueño del escritor de tener una remuneración fija al mes solo por escribir.
¿Qué lo diferencia de otros crowdfundings culturales? Rompe con la idea de que buscas dinero para financiar un proyecto con fecha de caducidad. En este caso, la filosofía es distinta: necesito un dinero fijo que permita dedicarme a crear.
Creo que aquí dispara en la diana de la vieja concepción de que pedir dinero para tu manutención es de mal gusto.
A ver. No pides dinero para un proyecto concreto que tiene fecha de vencimiento. Pides dinero para que ese artista pueda seguir creando cosas que te interesan. Tiene algo más de sentido.
¿Qué me sigue haciendo ruido? El hecho de tener que pedir. ¿Por qué debemos pedir que nos mantengan? ¿Lo hace un abogado? ¿Por qué debe hacerlo un artista? Ya sabemos la respuesta. El sector cultural sigue siendo el más precario y el peor pagado. Sin embargo, ¿solucionan este tipo de plataformas la constante precariedad de este sector? (*) Por otra parte, hay quien podría decir: no estás pidiendo. Estás ofreciendo algo a cambio de esa remuneración.
Para lograr una respuesta más sólida, he querido contactar a aquellos que ya están probando esta plataforma. Escritores españoles que estén trabajando con Patreon y me digan si realmente sus proyectos son viables y si les permite vivir de ello. He hecho una ronda y…
MAÑANA LA SEGUNDA PARTE.
No quiero cansar al lector. Mientras tanto, ¡te espero en los comentarios!
YA ESTÁ LA SEGUNDA PARTE. PUEDES LEERLA ACÁ.
[1] No hablaré aquí de su vida completa que es apasionante pero pueden leer su autobiografía Memorias de un europeo (Acantilado).
[2] Tal como comentamos hace un tiempo a propósito del trabajo invisible, Alexander von Humboldt, el naturalista alemán que revolucionó el estudio de la botánica, la climatología y la ciencia en general sufragó casi todas sus campañas con la herencia de su padre. Nadie estaba dispuesto a costear sus empresas que incluían expediciones a lugares remotos, recolección de material, escritura y edición de sus libros que fueron muchos. Logró fama y reconocimiento pero no dinero. Trabajaba día y noche y todo lo que hacía cuando no estaba de viaje era compartir conocimiento. Ayudar a otros a que investigaran. Incluso prestaba dinero que no tenía. Su obra influyó en toda una generación de naturalistas que vinieron después como Darwin.
(*)Según la última encuesta del INE que tiene datos de 2016, el sueldo medio en España en el sector de las actividades artísticas fue de 17.525 euros anuales. Bastante por debajo del sueldo medio del total de actividades que están por encima de los 23.000 euros.
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