Hoy quiero recomendar algunos libros para el verano (o el invierno). Muchos de ellos me han acompañado durante este confinamiento y me han ayudado a transitar estos momentos de incertidumbre con más templanza. Pero aprovecharé para contarles algunos de los proyectos en los que ando metida (los que me conocen ya lo saben) y que tienen que ver, en muchos casos, con lo que leo y con lo que escribo.
Trabajar con interrupciones
Ha sido una queja generalizada entre los trabajadores confinados, la falta de concentración. Hay interrupciones. Hay una catarata de noticias que contaminan y dispersan nuestra mente. Los chicos sin cole no ayudan. Y ese poco tiempo se diluye y se desperdicia. Sin embargo, debo decir que me he adaptado relativamente bien a esta nueva realidad. El hecho de vivir ya medio aislada puede que haya ayudado. El escritor ya está configurado para el aislamiento, la incertidumbre. Incluso las interrupciones las tengo bastante masticadas. Es increíble cómo configuran lo que escribimos algo tan cotidiano como que tus hijos no vayan al colegio.
Hace poco leía una entrevista a Raymond Carver aparecida en un reportaje de Paris Review y decía que por la vida que había tenido tuvo que dedicarse al relato corto y a la poesía. En sus palabras:
“Después de años de trabajos ocasionales y de criar hijos y de intentar escribir, me di cuenta de que necesitaba escribir cosas que pudiera terminar rápidamente. No había modo de que yo pudiera emprender una novela que implicaba dos o tres años de trabajo en un solo proyecto. Necesitaba escribir algo por lo que pudiera recibir algún tipo de remuneración inmediatamente, no el año que viene ni dentro de tres años (p.186).”
Eso es lo que le pasa a muchos escritores entre los que me encuentro. Si escribo cuentos puedo en seguida enviarlos a revistas y editoriales. Y luego, en el plazo de digamos pocos meses puedo autoeditar antologías que vendo por Internet. Lo mismo me pasa con los artículos que escribo. Veo un camino de rentabilidad a corto o mediano plazo que no sucede con la novela. Puede resultar chocante hablar en estos términos pero los creadores también son trabajadores que necesitan vivir y alimentarse. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que es mejor diversificar el riesgo que jugarte todo tu tiempo a un mega proyecto que puede no funcionar. Artículos y relatos es lo que puedo encarar en estos momentos. Inspiración sobra. La vida me regala todos los días temas. Lo que no me regala es tiempo y pienso que durante todos estos meses el tiempo voló a pesar del encierro. En parte, debido a que he podido seguir trabajando a un ritmo bastante constante. Veamos.
Cuando la web es tu trabajo
La nueva web (ésta, donde leyendo) sigue creciendo pero hay que seguir trabajando en el número de suscriptores (por favor, si no lo has hecho, hay caja de suscripción en el lado derecho). Esto implica dos cosas:
- Escribir artículos al menos cada quince días (durante el curso escolar escribía todas las semanas pero ahora no es posible). En estos momentos, estoy trabajando en una mega reseña del último libro de Thomas Piketty Capital e ideología (Debate) que además toca temas que se han hablado mucho en estos difíciles días como renta básica, impuestos a las grandes fortunas, desigualdad, etc. He leído cosas tan interesantes que quiero compartirlas con ustedes. Sé que leer un libro de esta magnitud no es para cualquiera por eso estoy preparando una serie de entregas amenas para acercar esta obra a los no economistas. Por supuesto, los gurús del marketing me piden un público objetivo pero yo no tengo eso. Mi público objetivo son muchos y variados.
- Seguir aprendiendo marketing digital: ese es uno de los asuntos que encararé en otoño. Ya hice un excelente curso con Davier Olier sobre WordPress, quien además, desarrolló mi página (y se los recomiendo). La idea es hacer uno más concreto enfocado en los escritores. También hay una plataforma WordPress en Torrelodones que hace talleres muy buenos en el centro de co working de La Solana que están geniales pero más enfocados a empresas, no tanto en escritores. En este caso, no hay libros que valgan. El mundo del marketing digital es tan cambiante que no da tiempo a estar al día por eso veo más viable los cursos online que están disponibles en diferentes plataformas.
Explorar el cuento y la poesía infantil
Esto se disparó durante la cuarentena. Le estoy dando más bola porque tengo dos beta readers fantásticos: mis propios hijos. No sé qué puede salir de todo lo escrito pero me voy a dejar llevar un poco a ver qué pasa. Me gusta porque son implacables y solo con sus caras sé si la historia está funcionando. Llevo un tiempo organizando, de forma esporádica, talleres de lectura en el cole de mis hijos y quizás sea momento de llevar este asunto un poco más allá. Lo estoy evaluando. Y aprovecho y les quiero recomendar El gran libro de mitos griegos de Eric A. Kimmel. La verdad es que me conectó con historias que siempre uno ha escuchado pero ahora con más detalle. Le encuentro varias ventajas a esta edición. Es simple de leer y es ilustrada. Me he criado leyendo mitos y esta edición me parece que equilibra muy bien entre lo infantil y lo sesudo. Se supone que es para mayores de ocho años pero mis hijos de 5 y 8 están encantados. En el fondo, son hermosos cuentos de hadas y ya saben que yo soy muy fan de Angela Carter, una de las grandes aunque sus Cuentos de hadas (Impedimenta) no son para niños. Además, siguiendo con esto, el otro día le regalé a alguien a quien quiero mucho los Cuentos populares italianos (Siruela) de Italo Calvino, es una recopilación de cuentos de hadas y maravillosos de toda Italia. Realmente es una joya de libro y les cuento que hay versión ilustrada para niños aunque están en italiano. Qué lindo sería que alguna editorial de habla hispana hiciera unas lindas ediciones en español para niños porque son historias hermosas.
Editar textos de divulgación científica
Ya saben que estoy a cargo de la edición en español de los textos de Gondwana Talks, la revista online sobre geología que se edita en inglés y neerlandés. Esto me gusta mucho porque conecto con aspectos de la ciencia que me interesan. Asuntos que escapan a la literatura y me ayudan a desintoxicar.
Y en este terreno de divulgación científica, les quiero recomendar que lean Cómo vivimos, por qué morimos: La vida secreta de las células (Tusquets). Con todo este rollo del Coronavirus muchos nos hemos dado cuenta que no sabemos nada de la vida. Son esos temas que ahora interesan porque nos pasamos toda la vida hablando de virus. Pues este libro nos enseña de forma didáctica qué es una célula, como se reproduce, en qué consiste el crecimiento, la cicatrización, la enfermedad, el envejecimiento y en definitiva qué es eso que llamamos vida. De alguna manera, este tipo de libros te ponen en un lugar tranquilizador. Es como quitarle toda carga moral a todo este asunto y solamente observar qué pasa con nuestro cuerpo y con nuestra sociedad sin tantos sentimentalismos. Supongo que en eso consiste la ciencia. No es fácil pero yo cada vez más lo veo de esa forma.
El chisme y la literatura son primas hermanas
Otro de los proyectos que requiere de una alimentación regular, es la escritura y publicación de relatos cortos (aquí puedes ver la lista de revistas literarias en las que he publicado. Un millón de gracias a todas ellas). Los cuentos son la razón de mi vida. Es lo que nos hace ser humanos y no animales: las historias de ficción y el chismorreo.
Justamente en Sapiens. De animales a dioses: Breve historia de la humanidad (Debate) de Yuval Noah Harari habla de estas cosas. Cómo logramos a través de los mitos y la narrativa, fundar imperios, países, empresas, religiones. Somos vendedores de humo por naturaleza es lo que nos diferencia de los animales. Y también me hizo pensar en algo muy obvio: el chisme es el origen de la literatura. Qué mala fama tiene y sin embargo es la columna vertebral de nuestra civilización (escribí sobre esto en Biografía y periodismo rosa: dos géneros muy denostados pero terriblemente exitosos). Y esto me devuelve a los cuentos de hadas que no son otra cosa que transmisión de historias. El chisme tiene algo de eso. Se transforma con cada narración y la fantasía juega un papel importante. En el interesante libro Nuevo museo del chisme de Edgardo Cozarinsky (La bestia equilátera) se desarrolla esta idea que vincula de forma íntima la novela y el cuento con el chisme:
“Walter Benjamin creyó que solo se relatan cuentos para que se los repita, que se deja de contarlos cuando esos cuentos no se conservan y que si no se conservan es porque, al escucharlos, se ha dejado de hilar y de tejer. (…). El relato como transitoriedad pura, el chisme también pone en escena la imposibilidad de una repetición idéntica, lo inevitable de una incesante transformación. Reproducir sin cambio es impensable: atisbo de locura, presencia de muerte”.
Los talleres literarios
Hace rato que vengo evaluando la posibilidad de participar de algún tipo de taller en el que pueda tener algo de feedback de mis relatos. Me pasa que, a diferencia del grupo de Bloosmbury, mis amigos no leen ni escriben con la asiduidad que necesito y no encuentro ámbitos de en los que pueda poner a prueba mis escritos. Este es un pendiente importante. A la edad que tengo mi aversión al riesgo es alta. No quiero clavarme y además el auge de cursos online no me lo pone fácil. Es demasiada información y no sé por dónde empezar. No quiero una clase magistral. Quiero algo práctico y sin sentimentalismos. El mes pasado hice un módulo en Coursera del Programa de Creative Writing de la University of Wesleyan que me gustó bastante. Fue el que más se acercó a la idea que tengo de taller de escritura creativa pero tenía la pega de que no hay feedback de los profesores y tenía que escribir en inglés que no es mi lengua nativa. Lo hice al principio pero no sé si tiene sentido escribir en español, traducir, corregir para que luego me lo lea otro alumno (que capaz ni siquiera es nativo) y no el profesor. Ahora estoy en plena búsqueda de algo que me cierre. Lo que no me interesa es que el taller sea un trabajo en sí mismo en donde tenga que leer bibliografía. Quiero algo muy práctico que me ayude con mis textos o que me impulse a generar textos nuevos en un momento en que me cuesta armar la rutina. Es como un mecanismo ordenador en medio del caos lo que necesito. En este sentido, estoy explorando también los numerosos grupos que han surgido en MeetUp. La plataforma de eventos, que la verdad funciona muy bien (por ejemplo, los encuentros de WordPress de Torrelodones se convocan allí). En este terreno, no tengo mucha literatura para recomendar porque no creo que los escritores deban perder su escaso tiempo leyendo libros para aprender a escribir sino que creo que la mejor escuela es leer y escribir sin más. Dicho esto, si te sobra muchísimo el tiempo quizas Mientras escribo de Stephen King aporte algo de paz al escritor. Lo mismo, las entrevistas del Paris Review recopiladas en Confesiones de escritores (Editorial El Ateneo).
Markaris y Adichie para desconectar
Y ya para cerrar. Si quieren olvidarse de todo, aprovecho y les cuento que el último libro de Petro Markaris La hora de los hipócritas (Tusquets) es perfecto. Llevaba tiempo sin leer policiales y tengo que decir que cumple con todos los requisitos del género.
En una línea totalmente distinta, otra obra ideal para el verano y el desconecte es la antología de relatos de Chimna Adichie Algo alrededor del cuello. Es una obra más densa pero funciona y la edición de bolsillo sin solapas de Random House es un acierto (todos mis libros están en bolsillo tapa blanda y sin solapas también). Sinceramente Markaris y Adichie me parecen una excelente combinación para una escapada lejos de las noticias y la coyuntura.
Tengan un lindo verano o invierno. Disfruten con la lectura. Al final será lo único que nos quede cuando solo seamos seres humanos sin rostro atrás de una mascarilla.
Un par de ojos y nada más.
Y tú ¿has leído alguno de los libros que recomiendo? ¿Qué te han parecido? ¡Te espero en los comentarios!
Qué buenas recomendaciones. Cómo me gusta el tono y la forma en que nos introduces a cada uno de ellos. Asi no hay excusas para no leer en estos dias tan raros.
Gracias y que disfrutes de tus dias de vacaciones!
Gracias Nilda, ya me cuentas si te animas con alguna de esas lecturas. ¡Que tengas un lindo verano!